Creo que toda nutricionista que estudió en la misma época que yo (2011) y también años posteriores, ha utilizado alguna vez el término “cheat meal” en su vida y en la de sus pacientes.
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La realidad es que nunca supimos el gran impacto psicológico que podía tener esta palabra porque ciertamente la alimentación intuitiva, la gestión emocional y la conciencia a la hora de escucharnos es algo que no nos enseñaron en la universidad sino algo que hemos ido aprendiendo con el paso del tiempo, el contacto con personas maravillosas y los cursos (les recomiendo los de @estoesnutricion)
La realidad es que cada vez más, nos damos cuenta del impacto social sobre la conducta alimentaria, la relación que tienen las personas con los alimentos y con su cuerpo.
¿Por qué no le estás haciendo trampa a tu cuerpo cuando comes alguna comida “no saludable”? Porque es un término mal empleado que genera entre otras cosas, conductas alimentarias inapropiadas y poco saludables.
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NO, no le haces trampa a tu cuerpo, no le haces trampa a tu plan de alimentación, no tienes que esperar al fin de semana para comerte eso que tanto te apetece un martes.
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La alimentación consciente e intuitiva es algo súper importante para mejorar nuestra relación con la comida, para evitar los atracones o ansiedad, para vivir en “balance” y equilibrio
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La comida no tiene por qué ser un problema. Escuchar nuestro cuerpo tampoco implica que ahora vamos a comernos todos los días un brownie o una pizza. Si tienes muchos antojos, hay que ver de raíz que es lo que está ocurriendo, si te están faltando nutrientes o si hay una inadecuada gestión emocional que debe ser tratada con ayuda profesional.
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Por eso, ahora les digo a mis pacientes, cuando me preguntan por el famoso cheat meal: que primero, no me gusta llamarlo así por las razones ya explicadas y segundo que me gusta reforzar los buenos hábitos que incluyan no solo la salud física sino la salud mental y emocional.
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¿Hay un número de comidas libres “permitidas” fuera de tu plan?
2? 3? El 20%? Va a depender de muchas cosas pero fundamentalmente de tu actividad física y de cómo sea tu relación con la comida